Al escuchar una entrevista de la sicóloga clínica y educacional, doctorada en la Universidad de Gales, sra. Neva Milicia, pude darme cuenta de la importancia que deben tener para nosotros los amigos, ya que el poder tener amigos es la posibilidad de un encuentro con otro y nos otorga además la posibilidad de sentirnos especiales y valorados por alguien. La soledad que puede experimentar un niño que siente que no logra hacer amigos puede de cierta manera llegar a ser una experiencia nefasta para su desarrollo emocional, ya que generalmente un niño que no tiene amigos se siente poco querido. Ahora, cuando esta situación se extiende por mucho tiempo podría dejar cicatrices que durarán para toda la vida y que en la mayoría de los casos va a hacer que estas personas desarrollen conductas más bien fóbicas ante situaciones sociales por temor al rechazo.
Para nosotros jóvenes, un amigo siempre tiene la capacidad y la obligación (y nosotros como amigo lógicamente también) de poder mostrarnos mundos nuevos, lógicamente porque ellos pueden valorar ciertas cosas que uno mismo no percibe y frente a las cuales ellos deben abrirnos los ojos, ya sea en el plano literario, tanto cuanto en el plano de las emociones, o deportivo. Pero, además, de alguna manera quizá incomprensible, cada amigo hace surgir nuestras potenciales características. Así, ellos podrían estimular en nosotros el sentido del humor, otro podría hacer desarrollar nuestra capacidad de escuchar, en tanto que otro podría hacer aparecer en nosotros los aspectos más reflexivos.
Nuestros amigos por lo tanto constituyen, en este sentido, un afianzamiento y enriquecimiento de nuestra identidad. Además son un aporte emocional en las áreas conflictivas y podrían de hecho constituir una importantísima red de apoyo que tiene muchas funciones en nuestro desarrollo como personas.
Por último, debemos entender que la amistad es cercanía, es también compromiso y por sobretodo debe ser exploración del mundo externo, es una de las tantas cosas que se aprenden desde la infancia, y por lo tanto, poder abrirnos a nuestros amigos es una señal poderosa para un buen desarrollo personal.